A TRAVÉS DE LOS OJOS DE LA ORUGA

Obediente sin recelos a la voz primigenia del instinto, igual que un ave que en el momento preciso bate sus alas para intentar el primer vuelo, escribí este libro para dar voz a ese mundo, para algunos incomprensible, a veces subterráneo, de la poesía. Desprovista de complejidades y sin otro sesgo que el de la belleza por las palabras—como yo lo entiendo, la expresión de un abanico de sentimientos y emociones como la tristeza, el dolor, el abandono, el desaliento y la esperanza, por citar algunos—, esta obra explora formas diversas, desde los versos pareados hasta el soneto pasando...