Las vísceras del mal

La obra desnuda descarnadamente a la clase política. Es una novela, en esencia, política, que permite una radiografía interesante, que asimila una coyuntura bajo la forma del debate electoral, la actividad partidista, la corrupción de los comicios, el sectarismo fanático. La novela transcurre, a partir de la historia vivida en su ciudad natal o de los hechos que cuenta, sin ambages; el narrador, Tato Carbonell, sentado en un taburete de chivo curtido, frente a los briosos tiburones de Bocas de Ceniza. Las vísceras del mal, a pesar de que es ficción, se ubica en el campo del realismo...