Historia natural del alma

En los albores del tercer milenio se ha obviado el alma. Los poetas y los artistas, en una curiosa sustitución, ya sólo se interesan por su doble, el cuerpo, “soma”, que antaño significaba el cuerpo “inanimado”, sin vida, el cadáver. Los filósofos parecen pensar que se trata de un tema que ya es historia, apenas útil para las antologías. En cuanto a los psicoanalistas, ya no se atreven ni siquiera a nombrarla.

En esta edición 105 de Xipe totek, además de continuar con la décima parte de la investigación que el padre Jorge Manzano hizo sobre la filosofía de Henri Bergson, se presentan dos secciones que se entrecruzan en su análisis: una en torno a la educación superior universitaria y, la otra, de acercamientos filosóficos a la universidad y la enseñanza filosófica. Para cerrar, se incluye un texto sobre el “examen fallido” de México ante el Examen Periódico Universal creado por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

La literatura argentina se jacta con avaricia de su discreción: pareciera cada vez desechar más, abarcar menos. Se trata de mezquindades acordes con los malos tiempos (tal vez no existan buenos), de halagos autoinfligidos por ignorancia, no de medidas extremas tomadas a partir de la navaja de Ockham. En este libro y como no es frecuente, Scott amplía, entre otras cosas, el campo visual de la literatura: muestra cómo los arcos asociativos e imprevisibles y la conceptualización rápida e inteligente despejan los ceños fruncidos de la esterilidad y la sequía encubiertas. Una apertura...

En el presente volumen David Miller, en un tiempo ayudante de investigación de Popper y ahora uno de sus principales expositores y críticos, reunió diversos textos sobre teoría del conocimiento, filosofía de la ciencia, metafísica y filosofía social, que representan una clara muestra de la lucidez y el espíritu crítico de Karl Popper, considerado por algunos el filósofo de fin de siglo.

Las sociedades contemporáneas nos incitan a pensar la «realización» como un modo de soñar despierto. A veces son sueños de posesión. Pero otras veces son sueños de seducción, donde aparecemos al fin como individuos dotados de cualidades sublimes, virtuosos de un instrumento musical del que hasta entonces sólo habíamos extraído sonidos angustiosos, campeones de un deporte que comenzaba a desalentarnos, haciendo gala de virtudes insospechadas ante los demás... ¿Podemos conformarnos con eso? Para responder a la cuestión de la «buena vida», la sabiduría antigua invitaba a los...