El verbo cautivo

El destierro no es el tema de nuestro primer poema épico, aunque tal como nos ha llegado comience con uno. No lo es en la lírica de desterrados preclaros como Garcilaso, Lope o Quevedo. Tampoco en Espronceda. Ni en sentido estricto lo es en Unamuno, a despecho de los denuestos prodigados desde Fuerteventura contra el dictador y de la clara carretera de Zamora... Se lo ha querido ver en Alberti, Prados o Cernuda, pero no en todos ellos el aserto resiste por igual el examen detenido, o se basa, cuando tiene alguna probidad, en un empleo abusivo del término exilio. La comparación imparcial...