Mariana

La hija de las flores. Gertrudis Gómez de Avellaneda Fragmento de la obra Acto I La escena pasa en una casa de campo de las inmediaciones de Valencia, y a corta distancia del mar. Época para los trajes, siglo presente, allá por los años de 10 a 20. Jardín espacioso, con grupos de frondosos rosales y otros arbustos floridos. A la derecha del actor, fachada y puerta de una casa de campo; al fondo, una verja con puerta que da entrada al jardín; detrás de la verja, casi en el centro, un poco hacia la izquierda, pero también en el foro, una pequeña glorieta o cenador, cubierto de verdura. ...

No te pierdas la primera entrega de la serie «Solo chicas» que continúa con ¿Solo una chica buena? Apasionante historia Cinthya y su decisión de cambiar radicalmente de vida. Aunque Cinthya había jurado no volver a pisar su país, y mucho menos la casa de sus padres, la boda de su hermano le obliga replantearse su decisión. Además, por una indiscreción, se entera de que Alex, el amor de su juventud que la rechazó de forma tan cruel, va a casarse también. Decidida a dejar atrás y zanjar de una vez esa etapa de su vida, regresa a su ciudad. Sin embargo, los viejos sentimientos y...

Luchábamos por el bando incorrecto de una guerra que no podíamos ganar, y ese era el lado bueno de la historia. Los Rujarras atacaron el Día de Colón. Habíamos navegado con inocencia por el cosmos en nuestra pequeña canica azul, como si fuéramos nativos americanos en 1492. Varias naves aparecieron en el horizonte, representantes de una cultura agresiva y avanzada y, ¡zas!, los viejos días en los que los humanos nos matábamos unos a otros se fueron por el desagüe - en el Día de Colón. Tiene sentido. Cuando el cielo matutino volvió a parpadear con el salto de las naves de guerra...

Bailando con el deseo Quizá debido al húmedo calor, quizá al palpitante ritmo de la música, Nate Stern, millonario copropietario de un club nocturno, no pudo resistirse a los encantos de Jen Miller. Aunque en Miami se le consideraba un playboy, jamás coqueteaba con sus empleadas. Sin embargo, Jen le hizo romper aquella regla de oro. Aunque Jen sabía que acostarse con su jefe era peligroso, el encanto de ese hombre de negocios le hizo bajar la guardia. De sobra conocía la fama de Casanova de Nate; pero cuando él la rodeaba con los brazos, le era imposible resistirse.