Leoncito Probo: un Cuento de Hadas Arquetipico (Estudio Preliminar Sobre los Cuentes de Hadas y el Inconsciente Colectivo)

Cubierta por los diamantes del príncipe del desierto... Kasim, príncipe heredero de Zhamair, para cerciorarse de que el matrimonio de su hermana iba a salir bien, tenía que acabar con la aventura que, según decían, tenía Angelique Sauveterre con su futuro cuñado. Sin embargo, cuando Angelique afirmó que no tenía nada que ver, Kasim no pudo resistirse a la tentación de conquistar a esa belleza de armas tomar. Angelique también se sentía tentada por la oferta de Kasim de tener una aventura con él. Al fin y al cabo, siempre se había comparado con su hermana gemela y nunca se había ...

Chincheta, apodado así por sufrir enanismo, comparte con otros pupilos, rechazados por estrafalarios, pequeños habitáculos junto al orfanato. Sin embargo, él es feliz leyendo, el día es luminoso, su geranio durante la noche le regala una esquelética flor y el sol convierte los cristales sucios del orfanato en lunas plateadas. De repente, todo se ensombrece. Sor Teresa, la religiosa más anciana de la comunidad, cuida el jardín, pero con el aire su velo se agita dejando a la vista un espinazo arqueado que a Chincheta se le antoja como un buitre negro que devora flores. Esto dará lugar...

El recuento del viaje espiritual de un hombre de La mano de uno de los más grandes novelistas Yidis de la historia. Joseph Shapiro, judío polaco, huye de su país en 1939. Deambula por Europa y acaba en Rusia, en 1945, donde se reencuentra con Celia, una vieja amiga con quien se acaba casando. En 1947, el matrimonio emigra a Estados Unidos. Shapiro empieza una nueva vida y acaba ganando una fortuna con sus negocios inmobiliarios. No obstante, no se siente cómodo con los valores de la sociedad que lo ha acogido, en la que se paga a la idolatría de todo género y parece que se desprecie la...

Tendría que escoger: la corona o ella... Antonietta siempre se había preciado de ser una empleada discreta, y le avergonzaba la inapropiada atracción que sentía por el nuevo huésped del hotel en el que trabajaba como camarera. No tenía ni idea de que el misterioso signor Dupont era en realidad el príncipe Rafael de Tulano. Lo único que sabía era que sus besos y sus caricias la hacían derretirse como el sol derretía la nieve. Por su parte, Rafe, a quien la hipocresía de quienes lo rodeaban lo había convertido en un cínico, jamás se habría esperado conectar de aquel modo con...