Hiere, negra espina

En estas crónicas, que juegan entre la realidad y la ficción, el autor descubre una ciudad oculta, invadida de personajes y comunidades delirantes que, bajo alguna convicción religiosa, llevan a cabo empresas extremas, obsesivas, que se parecen a lo heroico o a lo criminal

Por las páginas de esta novela –que componen un fresco de la vida cotidiana– asoman personajes como Fernando, Andrés, Cuevas y Víctor, los hombres que giran en torno a Aroa, una mujer en busca siempre de respuestas y acostumbrada a huir de las situaciones que no comprende: «Mi historia parece no tener un principio, y aunque comience des- de el final, enseguida me encuentro allí, en un lugar vacío de recuer- dos, en una zona en la que todavía no era nadie ni nada, en donde tal vez ya hubiera retazos de un Fernando desleal cerca o de un Víctor resentido o de un Andrés riguroso......

Uno siempre regresa a donde fue feliz. Nathan Mitchell no ha podido recibir sus alas, tras sufrir una larga enfermedad, su espíritu se desprende del cuerpo y llega a un lugar desconocido. Muchas personas piden para que su alma encuentre su camino, pero algo lo mantiene en un lugar que no es el Cielo. Jo, su hermana, está desesperada; la pena y las deudas han hecho que acepte un trabajo insólito: averiguar si los esposos de otras son infieles. Una noche, Jo ve una estrella fugaz y, en su desesperación, desea estar muerta también. Sin embargo, todo puede cambiar para el que desea, y por...

Novela de corte policíaco ambientada en una ciudad de provincias al comienzo de las vacaciones de verano. Una vertiginosa historia de acción, narrada en primera persona y que hará que no apartes la mirada de sus páginas hasta saber qué ocurre realmente en Santa Margarita. El inspector Simón Leira, que narra en primera persona, asume los negocios de la comisaría, mientras los demás inspectores se disponen a irse de la ciudad. En la primera noche se produce un acontecimiento importante: una prostituta detenida por la policía sin cargos importantes, aparece muerta en su celda. A lo...