La puerta entreabierta

Scarlett había vuelto a Italia para levantar Rosa, el restaurante de su tío, y se quedó sorprendida al ver que iba a ser jefe del hombre al que una vez había amado y perdido. Nada más oír el familiar repiqueteo de unos tacones en el suelo de piedra, el chef Lorenzo Nesta sintió un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo. Al ver a la bella Scarlett, que no había perdido su pasión italiana, enfundada en un traje serio, el remordimiento lo aguijoneó: si ella se había vuelto una inabordable mujer de hielo, era por lo que él le hizo años antes.

¿Qué hay que hacer para que la gente viva mejor y dignamente en un país que ha sido víctima de dictadores y fracasos aun de gobiernos legitimados por el voto? Eduardo Cleiman tiene una idea. Pero ponerla en práctica requiere del valor y la osadía de un demente. Quizá él lo sea. En su plan estratégico secuestrar al ministro de Economía es el paso más importante. Esta historia transcurre una noche en Talas del Monte, un lugar para el descanso a orillas del mar. Ciertos personajes evocan el pasado neblinoso al que pertenecen; sus nombres y fisonomías ¿acaso no remiten al cómic?...

Una apasionante novela romántica en la que los prejuicios y las diferencias sociales harán que sus protagonistas no puedan vivir su amor con libertad, pero ambos harán que lo imposible se convierta en un sueño hecho realidad. Desde la profundidad de la Tierra, en la conexión más íntima entre el pasado milenario y el presente de esta historia, nace un amor que se apoya en la alquimia legada para soportar los reveses de la vida y sobrevivir. Elisa Silva Bazán, la hija menor de un matrimonio europeo vinculado a la corona española, llega al confín del mundo arrastrada por un secreto...

Los lectores que llegaron con el corazón en un puño al final de La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina quizás prefieran no seguir leyendo estas líneas y descubrir por sí mismos cómo sigue la serie y, sobre todo, qué le sucede a Lisbeth Salander. Como ya imaginábamos, Lisbeth no está muerta, aunque no hay muchas razones para cantar victoria: con una bala en el cerebro, necesita un milagro, o el más habilidoso cirujano, para salvar la vida. Le esperan semanas de confinamiento en el mismo centro donde un paciente muy peligroso sigue acechándola: Alexander...