La crueldad por el honor

There is nothing proper about lady Katherine Killin. She is a spitfire that cannot be controlled. To get rid of her and fulfill a truce, her father agrees to wed her to his clan's enemy, Ben Rannoch. But when Katherine meets the enticing and attractive Kirk Rannoch, brother of her fiancé, suddenly she craves to be dominated.

¿Puede reinventarse un amor truncado? La tercera entrega de la saga de los Donally. Tendría que haber sido la velada más importante para Ryan Donally, el baile donde celebraría sus logros profesionales y anunciaría su brillante compromiso con una joven de la aristocracia. Pero la inesperada aparición de Rachel Bailey ha roto el espejismo. No solo le ha venido a la memoria el recuerdo de su amiga de la infancia, de un primer beso y de unas palabras cruzadas con amargura, sino también todo lo que ha tenido que dejar atrás para hacerse un hueco entre la elitista sociedad victoriana: su...

Un pequeño grupo de humanos sobrevive a la epidemia apocalíptica llamada «peste negra», una enfermedad que ha asolado el mundo. Sin embargo, sus ideas opuestas sobre cómo debería gobernarse un nuevo planeta mucho menos poblado son fuente de continuos enfrentamientos. Los primitivos poshumanos creían en la Doctrina: «El mundo posterior a la peste es un colectivo. Estamos juntos en esto. Cuidemos los unos de los otros, com-partamos el trabajo sucio, demos a los necesitados lo que necesitan». No obstante, de manera inevitable, según un mayor número de seres humanos se despiertan de su ...

"Cuando el Mundial comenzó, en la puerta de mi casa colgué un cartel que decía: Cerrado por fútbol. Cuando lo descolgué, un mes después, yo ya había jugado sesenta y cuatro partidos, cerveza en mano, sin moverme de mi sillón preferido. Esa proeza me dejó frito, los músculos dolidos, la garganta rota; pero ya estoy sintiendo nostalgia." "Desde chico quise ser jugador de fútbol. Y fui el mejor de los mejores, pero sólo en sueños, mientras dormía. Al despertar, no bien caminaba un par de pasos y pateaba una piedrita en la vereda, ya confirmaba que el fútbol no era lo mío. Estaba...