Gran tranquilidad

Se metamorfoseó nuevamente. Se miró en la pared espejada. Recobró su silueta de mujer. Estaba desnuda, era totalmente lampiña. Su cabeza era calva, y no tenía vello en las axilas ni en el pubis. Su piel roja era una llamarada. Por la pared de cristal no se veía el mar, sino el espacio. Aunque el gran océano que había atravesado era metafórico, esta versión visual de la Rueda parecía real. En cierto modo, estaba en el interior del monumento funerario que esa raza había creado para almacenar su mente, digitalizada antes de suicidarse. Avanzó por el pasillo octogonal escoltada por...

Me prometí a mí mismo que nunca más, nunca, querría saber nada de ese colegio. Cuánto daño, íntimamente, me había venido de sus días, y qué malas fueron su sociedad y su época. El colegio se llamaba, y se llama, Nuestra Señora del Pilar, en pleno barrio de Salamanca. Estaba regentado, y supongo que lo seguirá estando, por religiosos marianistas. Una manzana entera de estilo neogótico, muy puro. El colegio entonces más famoso y elitista de Madrid, el de Luis María Anson, Alfonso Ussía, Juan Luis Cebrián, Javier Solana, Alfredo Pérez Rubalcaba, Jaime Lissavetzky, José María ...

«Solo tememos aquello que más nos importa.» La primera vez que vi a Hudson Rothschild fue en una boda... en la que me colé. Era el hombre más atractivo que había visto nunca, y, cuando me pidió que bailara con él, supe que nuestra química era de otro mundo, pero también que era una muy mala idea: si descubría que era una impostora, nuestro mágico momento acabaría. Y eso fue lo que pasó. Huí de Hudson lo más rápido que pude, o eso creía. Adivinad quién se olvidó el móvil en la boda y quién lo encontró... Una novela sexy y dulce best seller del New York Times y el USA...

En julio de 1887, dos estudiantes neoyorquinos de estética, Bernard Berenson y Tomás Bornelius, parten para el Viejo Mundo. Ignoran la diferencia entre ver y vivir. Entre irse y volver. En el otoño de 1959, en su residencia florentina de I Tatti, estirado en una tumbona color crema, tocado con su viejo sombrero agujereado, Bernard Berenson quisiera descubrir por fin la diferencia entre amar y morir. Sabe que se ha convertido en el mayor experto en la obra del pintor veneciano Lorenzo Lotto, por lo que siempre ha ignorado. Sabe también que Tomás Bornelius no quiso serlo, por lo que...