Damnare silentium

A sus cinco años, los gemelos Connor y Cody Maguire eran tan traviesos como indicaban su pelirroja cabellera y sus pecas. Si su plan funcionaba, por fin tendrían el padre que siempre habían deseado y su madre podría dejar de preocuparse por ellos. Los niños ya habían elegido al candidato perfecto. El sheriff Joe Marino no sólo cumplía todos los requisitos que ellos habían impuesto, además le gustaba mucho besar a su mamá, Mattie...

Un triangulo amoroso que te dejara sorprendida hasta el final Amanda y Julian eran una pareja ejemplar, el amor y la bondad eran aprte de su vida. A los ojos de todos sus amigos y conocidos eran una familia perfecta, pero lo que nadie sabe es que dentro de la pareja no todo era color de rosas. Ellos en un afan de mantener la llama viva en su matrimonio comienzan a involucrar a otras personas, lo cual no tiene nada de malo, pero el problema llega cuando comienzas a sentir cosas por estas nuevas personas, ellos lo saben bien, solo el corazon sabe la respuesta. No te pierdas esta historia...

¿Podría ella mantener alejadas las manos de un marido tan sexy? Jianne Xang-Bennett necesitaba protección desesperadamente, por lo que, de mala gana, pidió ayuda a su esposo, el experto en artes marciales Jacob Bennett, del que había estado alejada mucho tiempo. Sin embargo, el hecho de que hubieran estado separados doce años no implicaba que pudieran estar en la misma habitación sin discutir o arrancarse la ropa el uno al otro. Sin embargo, Jacob era capaz de hacer cualquier cosa por las personas a las que amaba y Jianne era la única mujer que podía poner de rodillas a tan noble...

La vida en su gran dimensión, nos ofrece caminos, y el poder de dialogar en este contexto acompañados de una amalgama de ideologías que son capaces de transportarnos, y darnos una posesión de marcada tendencia, que puede lograr su propio objetivo si no cuidamos férreamente nuestra identidad como cristianos que somos, y en verdad estar preparados en saber la realidad de la fe, que al nacer nos acompaña por herencia paterna, indistintamente de la convicción que se lleva y se profesa en el alma como contribuyente del espíritu, como fue y sucedió en la historia de los Norris.