Aníbal es tímido, silencioso y algo torpe. Sin embargo, antes no lo era; antes tenía una vida estresante y agitada en la que el trabajo era su máxima prioridad, por encima de su familia, por encima incluso de vivir. Hasta que un suceso inesperado provoca un drástico giro en su existencia y se ve obligado a aprender de nuevo a comunicarse, a orientarse, a ser quien era. El proceso es largo y complicado, a veces desesperante y, por propia voluntad, siempre solitario. A partir del momento en que su madre y la panadera del barrio deciden tomar cartas en el asunto para sacarlo de su burbuja,...